segunda-feira, setembro 18, 2006

Ocle


A estas alturas del año, un olor fuerte se apodera de todo aquel que camine un poco pegado a las olas. Por esta época, todo el mundo en el Muro da su opinión, pues es es difícil que el olfato mezclado con los recuerdos permanecezca indiferente, así que los comentarios más oídos por el paseo son:
-"A mí gústame, acuerdome cuando era neñu, que andaben les paisanes al ocle con les cestes pa vendelo luego" o el de: "ay, no se cómo te puede hacer gracia esi olor, ye mu fuerte, fío"
- Calla oh!, si ye olor a mar, ¿onde vas a parar?. Y así todos los años.
Por esta época en que el ocle termina su ciclo de vida y decide desprenderse de las rocas a las que había "enraizado" con sus rizomas, se llenan nuestras arenas de esta alga roja, les guste o no.
Fue él el que en un frío y hacinado laboratorio de Salamanca, me devolvió a mi casa al abrir un tarro en cuya etiqueta pude leer luego: Gelidium sesquipedale (Gijón). Es el ocle, que vive sobre rocas permanentemente sumergidas o en los niveles más bajos cubiertos por las mareas, el que nos recuerda los principios del otoño, el que alimentó tantas bocas en el pasado y el que huele a mar.
Pues sí, antaño, se recogía el ocle de arribazón, el que llegaba a las costas tiñendo rocas y arenas de rojiza sábana para luego venderlo y hacer con el agar- agar, conservantes, cola, cerveza o incluso, negativos fotográficos o lubricantes... mmm.
Fue hoy, todavía con aerosoles marinos rondando por mi pelo, que comenzó el otoño para mí. Qué didáctica me estoy tornando, necesito ir a Picos.

domingo, setembro 17, 2006

Alcatraces.


La mayor de nuestras aves marinas, ayer se paseaba en grupos de quince o veinte, exhibiéndose alrededor del velero en el que íbamos. Es buena esta época para observar un poco más de cerca a estos animales que andan invernando y migrando por nuestras costas en esta altura del año. Su tamaño, su potente y aguzado cuello, y un vuelo mucho más calmado y cercano al mar, nos permiten distinguirlos de cualquier gaviota. Ayer, eran los juveniles los que dominaban la mar. El blanco, que hasta el cuarto invierno no ganará al gris, contrasta con la negrura de la punta de las alas, así que los jovenzuelos se mimetizan mejor con el color de estas aguas.
El mayor espectáculo es verlos alimentarse. Pescan en grupos y, cuando divisan algún banco apetecible, ganan altura lanzando se verticalmente hacia la superficie del mar mientras giran sobre sí mismos, como un tornillo cortando el aire, hasta clavarse en al agua con las alas pegadas totalmente al cuerpo.
Localizar un nido de alcatraz no es facil, buscan lugares escarpados en acantilados imposibles y, aprovechando las algas secas que tantas veces arrastran las mareas hasta la costa, protegen a sus crías que, vistas de cerca, exhibem una cabeza y un dorso plateados bajo la luz del sol.
Lo mejor de todo: el día fue tan despejado, que se veían los Picos tras el Sueve.

El rayo verde.

La gente del mar habla poco, en tierra se habla demasiado y muy alto. El zarandeo del barco y el incansable infinito que se abre no dan lugar a muchas palabras, así que los ojos sólo se posan en algún objeto que no sea agua cuando hay que hacer maniobras, ceñir cabos, leer la brújula... El resto del tiempo, la vista es ocupada por un infinito a veces plano, a veces irregular, de olas, marejadillas, mar de fondo y borreguillos que nacen a partir de una ondulación que no se conforma con ser sólo eso, sino que se empeña en romper en espuma blanca.

No es facil de ver el rayo verde. El cielo debe estar limpio, claro, y tus ojos atentos. Julio Verne lo describió bien, no es facil. Es, aparece, a esas horas en las que el cansancio del día va haciendo pesada la cabeza, en las que la cena ya está despachada y Venus ya anda por un cielo del que no se suele bajar.

El rayo verde es fugaz, por eso es una rayo. Un momento a una cierta altura del día, un instante verde que aparece entre el azul grisáceo del mar y el sol que, también cansado, se oculta tímido bajo el horizonte.

segunda-feira, setembro 11, 2006

NO HAY DETALLES ÍNFIMOS EN OFENSIVA CONTRA EL MOSQUITO

"Para acorralar al mosquito NO hay detalles por insignificante que pudiera parecer que NO se tenga en cuenta en la ofensiva de la capital para sanear la ciudad y eliminar los resquicios por donde pudiera resurgir el enemigo.
En el puesto de mando, Amadeo Campurriano, primer secretario del Partido de la Ciudad, reconoció la contribución de las escuelas de trabajadores sociales y de enfermería en esta guerra por la salud, que se revierte en la formación de los educandos.
Al analizar el quinto día, de la cuarta etapa de tratamiento focal se observa un mejor desempeño higiénico sanitario en la ciudad, donde todos debemos ser fieles veladores para NO propiciar la reproducción del mosquito.
En pos del saneamiento de la capital este sábado se llegaran a los dos millones de metros cúbicos de desechos recogidos, a lo cual se unen la eliminación de salideros y vertimientos para mantener limpia la ciudad. "
(Reportó: Rita la Cantaora) .

Estoy pensándolo, estoy a darle vuletas, pero creo que tras esta noticia tan esclarecedora, este mi blog, va a dejar de intentar ser un oasis y dedicarse, poner todo su empeño, en reflejar aquí todos esos nutridos textos que no dicen nada -siempre, sin privarles del anonimato-. Se llamará "Detalles Ínfimos".