Plantaban sorgo en un wadi seco.
Plantaban el cereal en hileras y mientras, canturreaban, reían, contaban chistes y chismorreaban.
La más joven de las mujeres tenía un niño que gateaba por el cultivo tratando de llevarse a la boca las semillas que acababan de plantar. Ella lo reñía y cuando lo hacía, las líneas del cultivo serpenteaban y se desviaban de su trayectoria más o menos recta.
Al acabar la tarde, discutieron en alto por cualquier cosa y las dos líneas se separaron. Eso me hizo pensar que aquellas mujeres no sólo estaban cultivando cereal, sino que estaban trazando la línea de sus vidas.
Un Wadi en el Barján
El viento arrastra a arena y cuando ésta encuentra un obstáculo, se va acumulando y así, la duna no sólo crece poco a poco, sino que también se va transladando, va viajando.