Multidão de cores.
Hacia las nueve de la noche salía del dentista, me disponía a llegar hasta la plaza del Parchís para atravesarla y llegar a otra, la de San Miguel o simplemente "la Plazuela", donde había quedado. A la altura del Parchís, giré la cabeza para ver el mar y, sobresaliendo entre los edificios, el arco-iris. Una palabra que no sé porqué no me acaba de entrar, quizás por el usos que se le ha dado: "el anillo arco-iris" de la teletienda, "la trucha arco-iris", de piscifactoría, ¿había una Barbie Arco-iris o algo por el estilo? No lo se, la verdad es que no tuve Barbies ni Sindis... mi abuela me regalaba Barriguitas y los reyes me echaron un Nenuco majísimo que me encantaba y un bebé repollo de esos con cara cachondota, pero mis preferido eran los legos y los playmobils, más los legos eso sí. Sobretodo cuando juntábamos unos cuántos nuestras piezas y flipábamos con la sensación de unir fuerzas con las que poder construir cosas infinitamente mejores que por separado -muchísimo mejores de las que tenían los niños que salían en el anuncio-.
El caso es que sobre la playa aparecía, medio arco de colores y yo no pude evitar encaminarme a buscarlo. La gente se paraba a mirarlo, a fotografiaro. La barandilla de la playa acogía a curiosos que, una vez más, recostaban sus brazos sobre ella, personajes reflexivos o simplemente, a paseantes imantados por los colores como yo. Incluso había un bañista que no paraba de nadar tratando de llegar, seguro, a su pie, al nacimiento de sus colores, fodido intento.
Uma boa imagem para hoje, creo que nunca había visto el arco-iris sobre el mar.
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